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Cuevas el Secreto
Ven a este restaurante que cuenta con el encanto que aportan las piedras y el misterio de un cueva antigua con toques modernos.
En este restaurante situado en pleno centro de Madrid encontrarás una cocina española exquisita en un espacio que invita al misterio y al encanto. Es una tabernarestaurante que posee tres cuevas de finales del siglo XVII de gran interés turístico. La más grande del mundo, entras por Cádiz y sales por Barcelona. Su cocina está basada en la selección de las mejores materias primas del mercado que tras su esmerada elaboración logran satisfacer al paladar más exigente. El éxito se debe a su famoso Chuletón de Buey a la Parrilla de Carbón para los amantes de la buena carne (siempre nacional) y a la Gamba roja que se vende al peso.
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Casa Botín
"El restaurante más antiguo del mundo, según el Libro Guinness de los Records, posee una bodega comedor del siglo XVI y fama internacional. Esta casa se fundó en 1725 y según el Libro Guinness de los Records, es el restaurante más antiguo del mundo y uno de los referentes de la cocina tradicional en Madrid. Posee una bodega comedor del siglo XVI y fama internacional. ""Lo que más nos importa es complacer al cliente. Si el público acepta la Casa, sincera como es, cómoda, pero sin lujos y con el mejor género que se pueda ofrecer, para mí es bastante"". En estas sencillas palabras se resume lo que es la filosofía de Botín. Buscan ante todo, la satisfacción del cliente, con todo lo que ello implica. Y para conseguir este objetivo involucran desde la primera hasta la última persona que forma parte de la empresa. Esto se concreta en tres apartados: hospitalidad, buen servicio (trato cálido y acogedor) y buena cocina. Y por último pero sin ser menos importante, una elaboración cuidada y la utilización del mejor género que pueden encontrar, son los secretos para que sus tradicionales platos sigan siendo del gusto del cliente."
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Lhardy
"De decoración clásica, este establecimiento tiene más de 150 años de antigüedad y en sus salones se han vivido episodios claves de la historia de España. Reconocido por su cocido madrileño. El año que se inauguró este restaurante, todavía toreaba Cuchares, había aguadores en las calles y acababa de nacer la música de zarzuela. Aquel año se fundó también la Caja de Ahorros de Madrid, se repitió en el balcón de la villa el abrazo de Vergara que puso fin definitivamente a la Guerra Carlista y comenzaron a publicarse las primeras revistas ilustradas de España. Tampoco existía el Banco de España, ni el reloj de la Puerta del Sol, ni el Canal de Isabel II, ni el Teatro de la Opera (después Teatro Real). Y mucho menos la Gran Vía, el metro o ""La catedral de Nuestra Señora de las Comunicaciones"" como llamaron al edificio de Correos los castizos. Quiere y no quiere decir esto, que las cosas importantes de Madrid han ocurrido desde que existe Lhardy. Sí quiere decir seguro que, después de su primera vocación atender bien y dar de comer mejor a sus clientes, de lo que más orgulloso se siente Lhardy es de haber sido testigo de tanto acontecimiento y de haber conectado todo el tiempo con la sensibilidad madrileña, sea cual fuera el signo que la identificara, como debe ser en este oficio de cordialidad y buen gusto. Lhardy ha sabido conservar celosamente su atmósfera romanticista a lo largo de más de 160 años. En la actualidad, bajo la gerencia de Milagros Novo Feito, Javier Pagola Aguado y con la siempre impagable dirección de Antonio Tránchez Guardia, el equipo que hoy compone Lhardy: Ricardo Quintana (jefe de cocina), Antonio Fraga (segundo Chef), José María Monje (Jefe de Obrador), Segundo Salvador y Valentín Monje (Jefes de Sala) y el jefe de la tienda, Agustín Rodríguez, hacen posible que esta casa continúe haciendo historia. En Lhardy se cuida el detalle desde la presentación de las mesas hasta el acabado del plato, y se ejerce esa virtud diplomática de adivinar el gusto del cliente. Y aunque su nombre va asociado a su historia, las nuevas generaciones tienen la oportunidad de conocer un lugar donde poder recorrer a través de sus distintas ofertas, una gastronomía que siempre está de actualidad. Famoso por su caldito, sus croquetas y su cocido, en su planta baja encontramos una tienda que ha conservado el antiguo sabor castizo. Además, tiene varios privados: Isabelino (salón principal): 60 personas, Japonés: 25 personas, Blanco: de 2 a 10 personas, Sarasate: 20 a 25 personas, Gayarre: de 2 a 10 personas y Tamberlick: de 6 a 8 personas. Lhardy es un establecimiento que tiene mucho que ver con la Navidad por la estructura de sus salones y la variedad de productos navideños y artesanos que se pueden encontrar en la tienda delicatesen de la planta baja del restaurante, en la que se puede encontrar turrones de elaboración propia, mantecados, pulardas, pavos rellenos, etc. "
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Las Reses
"Ambiente clásico, íntimo y acogedor, pensado para el deleite del paladar y el buen gusto, Las Reses se mantiene con la maestría nacida de la experiencia, profesionalidad y vocación por agradar.
Varias décadas han transcurrido desde que Las Reses iniciara su actividad. Desde entonces ha alcanzado por méritos propios la categoría de clásico en el panorama gastronómico de Madrid. Triunfa la innovación y la fusión culinarias, sin embargo Las Reses, lo mismo en el siglo pasado que actualmente, se mantiene con la maestría nacida de la experiencia, la profesionalidad y la vocación por agradar a una clientela exigente. Cocina en su punto para paladares exigentes ¿Compartir una jugosa carne a la brasa? ¿Deleitarse con un elaborado ""steak tartar"", especialidad de la casa? Esta es la imagen habitual en los acogedores salones de Las Reses. Si consultas la carta, comprobarás que el solomillo de carne gallega compite con especialidades como el Entrecot con Foie fresco y salsa Périgourdine y se produce una agradable convivencia de carnes rojas, platos castizos y una selección de la mejor cocina internacional. La calidad, lo clásico y el gusto por los detalles Vidrieras, espejos, carteles taurinos y antigüedades en amigable combinación con la madera, los pequeños toques de luz y las tonalidades cálidas. Los detalles se dejan sentir en cada rincón de Las Reses. El resultado es un ambiente clásico, íntimo y acogedor, pensado para el deleite del paladar y el buen gusto. Salones privados y catering Almuerzos de trabajo, celebraciones familiares, reuniones de amigos, etc. La garantía de éxito de cualquier evento está en sus salones privados con capacidad de 12 a 50 personas, para los cuales te ofrecen una cuidada selección de menús para cada ocasión. También disponen de un servicio de catering que traslada lo mejor de su cocina y su servicio al lugar que necesites."
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La Bola
"Esta taberna, una de las más antiguas de la capital, es frecuentada por madrileños y turistas.
Cuentan los cronicones de la Villa y Corte que hacia 1802 existía una botillería en la calle de la Bola esquina a la de las Rejas (hoy Guillermo Rolland). Era un pequeño local frecuentado por obreros y estudiantes. En 1870 lo transformó en restaurante ""La Rayúa"" una asturiana de pro, auténtica matriarca de esta dinastía familiar, Los Verdasco que, a lo largo de varias generaciones, sigue regentando el Restaurante Taberna LA BOLA. En este momento, es cuando el cocido madrileño y la familia Verdasco comienzan su larga andadura que dura ya más de un siglo. Cuentan también los periódicos de principio de siglo que en LA BOLA se podían comer tres tipos de cocido: a las doce del mediodía (el de 1.15 pesetas) para obreros y empleados, a la una de la tarde (el de 1.25 pesetas) que ya llevaba gallina, y era el preferido de los estudiantes y a partir de las dos, el de carne y tocino, elegido por periodistas y senadores. Tan tentador es este cocido, que es apetecido por gentes de toda laya y gozar, en consecuencia, del consenso general de todos los madrileños, por encima de las consideraciones sociales. Todo es curioso en este plato, desde la forma de cocinarlo a la de comerlo. Siguiendo la tradición familiar, el cocido madrileño se cocina en su puchero de barro individual y al fuego lento del carbón de encina."