Benboa Compostela en Santiago de Compostela

Que descubrimiento! Un local enxebre aunque bien decorado, amplio y con un trato muy bueno, una carta diferente digna de probar.Nos dejamos recomendar, comimos una causa con mariscos y unas setas (fuera de carta), también un brioche de langostinos y un postre que a priori pensé que no me gustaría, pero tras la recomendación encarecida de la camarera me anime a probarlo: que maravilla de tarta de queso azul, no era fuerte pero sabía a queso, un auténtico descubrimiento.También nos pusieron una tapa de lentejas en lo que esperábamos por la comida, a agradecer porque teníamos hambre.Los precios están bien para el tamaño de las raciones, 20€ por comensal con una bebida sin cafés, comimos esto este dos y quedamos más que satisfechos.Aunque probamos platos que no se ven habitualmente en otros sitios también tenían típicos como croquetas, almejas a la marinera o carnes.Muy recomendable, volveré seguro!

No te lo puedes perder! 5 estrellas se queda corto. Todo absolutamente fantástico. Hemos comido de 10, la atención de sobresaliente y la calidad/originalidad de los platos brutal. Gracias a David por ser tan simpático y atento con nosotros. Y un detalle por parte de Jaime pasarse a preguntar cómo habíamos comido. Todo el personal fantástico. Cuando volvamos por Santiago seguro que volvemos a visitaros!! Muchas gracias por todo!!

A parte de contar con un interior precioso y un exterior fresco y cómodo, el servicio que prestan es maravilloso. Todos y cada uno de los platos que pedimos eran 10/10. Las recomendaciones del camarero(Juan, muy amable) fueron ideales. En las imágenes no muestro un plato de croquetas que pedimos en el que te vienen 6 croquetas, de 3 sabores diferentes os dejo descubrir los sabores, solo digo que estaban muy buenas. También os recomiendo coger la cazuela de arroz, que para 4 personas viene de perlas. En resumen, recomiendo venir a comer a este lugar.

Entramos por casualidad. Tienen carta y menú. Nos decantamos por el menú: 15,90 euros con tres primeros, dos segundos, café o postre. Tenían ensalada, croquetas y pastel de marisco de primero y atún a la brasa y chuleta de segundo. De postre, flan. Los primeros nos parecieron algo escasos, pero con los segundos, nos quedamos bien. El atún llevaba un buen acompañamiento y la chuleta también. De postre pedimos la tarta de queso que estaba en la carta, pero no en el menú. La verdad es que nos hicieron esperar entre plato y plato, mientras el resto de mesas que habían pedido platos de la carta y habían llegado después de nosotros, las servían. A la hora de pagar, el camarero se disculpó por esta tardanza y la tarta de queso no nos la cobró. La comida nos gustó, la presentación de los platos, muy buena, y el local, muy agradable. Lo recomiendo.

Una pena no haber ido con más gente para poder probar más cositas. El ceviche estaba de muerte, y la tarta de queso espectacular. El local es muy chulo y la atención del personal fue perfecta (hasta pusieron un pequeño entrante). Habrá que repetir.

ESPECTACULARNada más entrar me encantó la decoración y el ambiente del local.La atención de los dos camareros fue de 10.Primero tomamos un vermú ( acompañado de un pincho)Pedimos para comer y teníamos claro que queríamos probar pero dudamos de las cantidades hicimos caso al camarero y fue un acierto. De los mejores profesionales que me pude encontrar sincero y muy amable.Pedimos el ceviche INCREÍBLE, voandeiras y zorza de pescado( nos sorprendió mucho tanto el sabor como la textura)Acompañado de un godello. Una comida ideal.El broche lo pusieron los postres, ni foto me dio tiempo a hacer ante tal delicia. Si sois amantes del dulce como yo, no os podéis ir sin probar el tarriño Benboa.10/10 este local. Repetiré sin duda

Me ha sorprendido todo, el servicio con Juan exquisito, no hace falta mirar la carta, dejaros asesorar que Juan es u crack. El ceviche exquisito, a la altura de cualquier local de Gaston Acurio, la ensaladilla de centolla alucinante. Por cierto la tarta de queso azul, espectacular. Un 10

En el centro de Santiago. Una antigua droguería reformada en un precioso restaurante moderno respetando lo tradicional.Servicio impecable y lo más importante te dan bien de comer. Recomiendo la ensaladilla de centolla y las almejas a la marinera. De postre la torrija estaba buenísima.

Experiencia increíble, pedimos 4 platos diferentes para probar varias cosas y cada uno estaba más bueno que el otro. El sitio es precioso, una mezcla entre rústico e industrial, con mucha piedra y madera, precioso. La atención de 10. Sin duda repetiremos