La Bombonera en Arenas de San Pedro

Hemos llegado y había mesas libres pero pegadas a mesas ocupadas, es decir, mesa de 8 para dos personas. Hemos hablado con los clientes sentados y muy amablemente nos han cedido una mesa. La hemos movido, y el camarero ha salido echando humo, diciéndonos que dejemos la mesa donde estaba, que les cortamos el paso. Ostias, nos hemos quedado blancas por las formas!!! No ha querido hablar con nosotras para buscar un sitio, se ha ido para dentro de la misma! Nos hemos ido al bar de enfrente, que por las reseñas que estoy leyendo, les está viniendo de maravilla la nueva gestión de la bombonera. No volveremos nunca

Fatal, nos dijeron que nos sentáramos que en 40 minutos nos servían para comer…. Media hora y no teníamos ni la carta y el personaje que nos lo había dicho brillaba por su ausencia, nos dieron la carta y esperamos 15 minutos más para tomar nota, al final pedimos las cuenta de la bebida que para eso sí que corren para servirte la y nos fuimos sin comer. Camareros amargados y sin orden y sobre todo sin seriedad, no recomiendo para nada este sitio.

Muy buen sitio para tomar unas cañas y picar, aunque también puedes comer. El servicio muy bien. Incluso estando hasta arriba se preocupaban de cada mesa. Muy recomendable.

Está muy bien para ir con niños ya que tiene acceso directo a un parque infantil. Las vistas desde la terraza son muy agradables: al castillo y al río. La comida es casera y muy buena (probamos revuelto de verduras, croquetas de jamón y huevos rotos, el jamón podría estar mejor). La terraza tiene sombra natural y por la noche una iluminación muy agradable. Pongo 4 estrellas porque la atención, aunque muy amable, es caótica... Tardan en venir a tomar pedido, después de 15min vuelven porque se les ha borrado, después de otro rato vuelven para avisar que algo les falta, han dicho que traían platos para poder compartir y nunca los han traído, nos han cobrado una cerveza de menos (a favor del cliente pero no es la idea). Es cierto que todas las mesas estaban ocupadas pero ese pequeño caos lo vimos también fuera de temporada, un sábado cualquiera de otoño. Ahora mismo no me he acuerdo si tienen música ambiente, pero creo que encajaría muy bien algo de chill out por las noches. 3 platos y 6 bebidas para 4 personas fueron 42€. Aún así, si vienes con tiempo, es un sitio agradable donde cenar algo rico g si vienes con niños un acierto seguro.

Es increíble la noche que nos han dado.Llegamos y “según” el camarero no había sitio, cuando veíamos perfectamente que había mesas libres.Para colmo pedimos tres cosillas y nos llegan a la hora. La comida horrible, y el trato del “camarero” aún peor, faltándonos el respeto en todo momento.Por ultimo te sacan mas de 10€ por ración que no te da ni para dos personas.En resumen, no volvería jamás

El sitio muy chulo al ladito del río con sombrita de árboles y unas vistas preciosas! Los camareros muy amables, atentos, rápidos y simpáticos ! Precios adecuados

Tomamos una ensalada con base de salmorejo y un chuleton. La ensalada pasable pero escasa para los 13 euros que cuesta, el chuleton más que de Ávila parecía del mercadona y la atención lenta a pesar de que no estaba muy lleno

Una experiencia fatídica, nos hemos sentado en una mesa que había consumiciones de otros usuarios,porque así nos lo ha indicado el camarero con la frase...sentaros donde queráis, así hemos hecho y después de 15 minutos de idas y venidas de dos camareros ,hemos decidido irnos porque ni los buenos días nos han dado,una señorita que había sirviendo ha atendido a mesas que habían llegado después,antes que a nosotros. Con las mismas nos hemos levantado y nos hemos ido al bar de enfrente que la verdad a pesar de tener qu cruzar una carretera,nos ha atendido bastante amablemente y rápidos! Un sitio al que no volveré,ni recomiendo ir!

Pongo una estrella porque no se puede poner cero. Llegamos a tomar algo y somos ignorados. La mesa sin recoger de la anterior consumición y las sillas sucias. Llega otro grupo a otra mesa acompañados por el camarero, que les acomoda, limpia y prepara todo y les toma nota. Le llamo la atención y de mala gana se lleva las cuatro cosas de la mesa, y me advierte de que nos atenderá cuando sirva al otro grupo. Poca cosa levantarme de forma automática, pero es lo único que puedo hacer ante la ofensa. La Bombonera se acabó para siempre. Descanse en paz.