Gran homenaje a la alcachofa. Calidad, buena atención y local pequeño pero agradable.De entrada a tener en cuenta que fuimos domingo y, por lo visto, ese día es menú fijo, sin elección. Eso y un detalle en el servicio de poca importancia son las 4 estrellas en servicio.Anotar que el precio es adecuado para lo que sirven en calidad y elaboración. Para lo que comúnmente entendemos es un restaurante "caro" (45€/comensal aprox), pero insisto, eso es relativo.Dicho esto, pasamos a la comida:De entrantes, una pequeña bandejita dividida elegantemente en tres cuencos dividía el comienzo del tributo al producto estrella de Benicarló, presente en todo el menú. No sólo una opción "leal" con la tierra, sino inteligentes: si tienes un producto de primera en tu tierra, aprovéchalo para servir lo mejor.1. La crema de marisco y alcachofa estaba suave y sedosa en textura pero intensa en sabor. Con ese toque de aceite de oliva dándole el 10.2. La empanadilla de alcachofa y, si no me falla la memoria, morcilla, la encontré algo más...mundano, digamos. Pero buena.3. Tapita de chipirones con alcachofa donde la calidad del producto destaca sobre elaboración.Una última tapa venía servida en concha: vieira con alcachofa cubierta de bechamel. Un entrante muy apetecible a la vista y al paladar. Quizá anotar que la bechamel llegó un pelín fría y por tanto espesa, menos suave. Aún así, la combinación de texturas y sabores que marcó la línea del primer plato principal dio buen resultado.Como digo, el primer plato sigue combinando elementos mar y monte. Arroz meloso (que no caldoso, no confundamos) de sepia y alcachofa, con un gracioso remate de sepia muy finamente rebozada. Sabor, buena textura del arroz y de nuevo una alcachofa de primera calidad. Fetén.Pero mi favorito es el segundo principal. Wan-tun de rabo de toro con crema de oporto. Ya había comido unas colmenillas con idéntica salsa, pero es que esa oporto combinado con el relleno fino y sabrosísimo del wan-tun... Delicioso. Acompañado, como no, de setas y alcachofas de la zona.Por si no nos quedaba claro, el chef terminaba de rendir homenaje a su preciada flor con un postre en el que no estaba presente per se, pero que se esforzó por preparar emulando su forma. Una versión muy atractiva del tatin de manzana con un hojaldre moldeado para que sus hojas emularan las de la alcachofa.Además, para no caer en tópicos, el tatin de manzana carecía de crema o helado alguno. En su lugar, una casera, suave pero (deliciosamente) contundente crema de almendras le daba al plato el peso que le falta.En cuanto al vino, no recuerdo la marca, pero era un Ribera del Duero Roble de 9 meses en barrica con un aroma y sabor que me fascinaron. Sin ser el típico reserva, podía notar la mezcla perfecta entre la madera noble y la fruta. Me encantó, honestamente. Compraré de ese (hice foto :P)En resumen: si bien su costo lo distingue de un restaurante del montón, su nivel de calidad, elaboración y servicio lo hacen más. Si eres de los que no te importa que te digan qué vas a comer mientras sea bien, bien.Si valoras la calidad y lo bueno y entiendes que esto se paga algo más...No dudes en pasar por aquí si te acercas a Benicarló.