Recién inaugurada la temporada 2016, visitamos el renovado restaurante del Hostal de la Gavina, que ha permitido destacar de nuevo la elegancia y distinción de este singular establecimiento. Todos los aspectos (suelo de precioso parquet, techos decorados con mimo, terciopelos de los sofás, cristalería como en los grandes hoteles, vajillas propias, los candelabros en cada mesa, la prensa para los jugos de las carnes, la cuberteria impecable, la chimenea, etc.) te transportan al lujo sereno, estético, de los realmente grandes restaurantes de otras épocas. El servicio también de alta escuela, moviéndose con eficacia y discreción por la sala...y el pianista amenizando toda la cena...sí, es así, no es una descripción novelada. Al magnífico ambiente se le une el asesoramiento del cocinero Romain Fornell, con una estrella Michelín en su local Caelis de Barcelona. El resultado es magnífico, platos originales, con productos escogidos, elegantes, delicados, sabrosos. A destacar las verduritas con huevo a baja temperatura, el San Pedro con veladura de estragón y el buey al falso carbón. Para los amantes de platos clasicos también hay opciones como un espectacular chateaubriand con patatas souflé... Los únicos aspecto a considerar serian: quizás una excesiva reiteración de las gelatinas/mousses y una selección de quesos que o se amplía y mejora la presentación o quizás es mejor eliminar. Bodega en consonancia con el nivel y quizás mereciendo dar entrada a algunas bodegas con menos historia pero grandes vinos.