Sa Fresca en Son Servera

Restaurante que pertenece a la familia Nadal, cuenta con una ubicación inmejorable, a pie de mar. La terraza es muy bonita aunque cuidado si aprieta la calor… obligado probar alguno de los pescados a la plancha, brasa o la sal. Muy recomendable!

Hermoso Restaurante, la comida excelente, el servicio MALÍSIMO, (esto no lo comento por algo puntual, sino que fue por una seguidilla de sucesos a lo largo de la comida). Algo muy destacable fue la música en vivo. El cuidado con el tema del Covid es correcto.

Música en directo en una terraza muy agradable. La atención muy buena, la calidad del producto y elaboración de los platos en su punto. Como mejora a la hora de traer la bebida hay que esperar demasiado. Muy recomendable la tortilla de patatas y el tartar de atún.Imprescindible reservar con antelación.

Restaurante bonito y de calidad. Recomiendo profundamente la tortilla trufada, el arroz cremoso pero sobretodo el postre de chocolate blanco. Es el postre más delicioso que he probado nunca, mi enhorabuena al cocinero. El precio mas o menos entre 40 i 50€ por persona, sin vino.

Fuimos a cenar mi pareja y yo, lugar precioso y personal muy amable y atento. Calidad buena, lugar limpio y romántico cena frente el mar con velas y luces tenues. Pedimos pulpo y chuletón de buey a la piedra, todo muy bueno pero el postre brutal, la mejor tarta de queso super cremosa.

Excelente ubicación, platos deliciosos y abundantes. Servicio muy atento. Para repetir

Restaurante excepcional, por su ubicación, su comida y su servicio. El mejor tártar de atún que he probado, muy bien combinado con el helado de wasabi. Repetiré la experiencia seguro 👌🏼

Maravillosa experiencia al completo, en una ubicación privilegiada, Sa punta nos brinda una cocina Mediterránea exquisita a escasos metros del mar rodeados de un jardín maravilloso con palmeras imponentes y música en directo que es un extra muy agradecido..Los entrantes que probamos fueron las croquetas y la tortilla trufada.Comienzo con la tortilla, es una obra de arte en todos los sentidos, poco cuajada, la patata en su grado perfecto de dureza, y un toque de crema parmentier y trufa que aportan cuerpo y un toque mágico a la mezcla, 100% es un entrante a pedir..Las croquetas por otro lado, no brillan por nada en especial, el crujiente esta conseguido pero le falta cremosidad y gracia, son aceptables pero las he probado mucho mejores. Una pequeña “decepción” entre muchas comillas..Llegamos a los principales entre los cuales pedimos; Lubina, Chateaubriand y Chuletón en piedra y por último Pluma Ibérica..Recomiendo con mucho énfasis el Chateaubriand, lomo bajo excelente del cual se sirve una cantidad considerada y lo cocinas a tu gusto en piedra..Los demás principales exquisitos, la lubina muy conseguida, así como la Pluma y el Chuletón..Para terminar cerramos con una tarta de queso verdaderamente cremosa, suave y sabrosa..Recomiendan mucho el “Ganache de chocolate blanco con fruta de la pasión” pero no esta a la altura de la tarta de queso ni de cerca.Sorbetes todos espectaculares, muy recomendables.Sobre el servicio, todo en orden y correcto excepto tiempo de espera entre entrantes y principales un tanto excesivo.En conclusión, una experiencia maravillosa y que perdurará en el tiempo.

Una cena muy agradable. El entorno es magnífico, con buen clima, en la terraza, mirando a mar. El servicio, sin ser una maravilla sí es eficiente, rápido y diligente; especialmente una camarera con gafas bajita, especialmente amable. La comida por otro lado, es fina, fresca y bien ejecutada. El pulpo estaba rico, la lubina a la sal impecable, la crema de cigalas, muy buena y los postres muy muy recomendables: el ganache y el sabayon. Obligado si estás en la zona