El Palillo en Las Palmas de Gran Canaria

Fuí la semana pasada a comer. Éramos 2 parejas y reservamos aquí por recomendación. Si quieres ir, mejor reservar mesa primero. Es un restaurante de carne de novillo en concreto y la carne está espectacularmente rica y la calidad, suprema. Cuando llegas te preguntan tus gustos (carne grasa o no, el punto...)y a partir de ahí, te hacen las recomendaciones de la casa. La salsa chimichurri muy rica y los pankekes de dulce de leche...son de otro mundo. No es un restaurante barato pero teniendo en cuenta el trato y la calidad, volvería sin duda cuando regrese de visita por la isla

La carne está muy buena, y el queso provolone riquísimo, no pudimos probar postre porque estábamos muy llenos. Lo que no nos gustó es la diferencia de precios entre la carta y el ticket, a todo le habían sumado 1 o 2€ sin avisar. Las bebidas también son más caras de lo habitual. El personal te recomienda muy bien en cuanto a las carnes.

Trato, comida y personal, de 10.Pedimos papas arrugás, carne para compartir y vino recomendados por ellos. Todo delicioso.

un lugar perfecto para todo tipo de ocasiones.a mi familia y a mi nos encanta ir, nos trae muy buenos recuerdos.la calidad de la carne y de la carta en si es fantástica.

Vergüenza uruguaya, la entraña con olor a heladera, el servicio malo, termine de comer y a mí compañera no le habían servido, un chorizo, lo más fácil de hacer, precios nada acordes al servicio, se quedaron en el siglo pasado, poca variedad, no lo recomiendo a nadie. Los platos sin guarnición. No le doy ni una ⭐el Chimichuri aguado sin sabor,

buena carne y típico uruguayo!me encantó el chinchulin y prieta

La carne exquisita, aun que el camarero nos metió un gol... pedimos un vino de 21 euros y con las excusas de no tenerlo nos trajo uno de 40eur sin avisar... otro problema es que dejan fumar en la entrada y el humo y olor a tabaco entra hasta el final. Aún así un notable alto.

Excelente, muy buena carne. Los platos valen cada uno de sus céntimos.

Mi amigo tenía cumpleaños, así que decidimos venir aquí a probar el típico polvito uruguayo (que tuve aquí una vez y me gustó mucho). Llegamos después de las 15.00, había más mesas disponibles en el restaurante y como cierran a las 17.00, no parecía haber mucho más clientes. Sin embargo, nos "expulsaron" del restaurante porque queríamos "sólo" postre (que aún costaría al menos 10 € para 2 personas). Este tratamiento literalmente me dejó sin aliento, nunca me había pasado nada como esto y lo califico como muy negativo. No respetan al cliente en absoluto! Lo sentí especialmente por mi amigo, que tuvo que experimentar algo así en su cumpleaños. Nunca más!