L'abadia de Castellars en El Pont de Suert

Un lugar perdido en el tiempo y en el espacio en un paisaje precioso. Se trata de una antigua abadía reconvertida en hostal para dar cobijo, sobre todo, a ciclistas en ruta que lo tienen como parada favorita. Nosotros fuimos acompañados de familia que conocía muy bien su restaurante casero. La dueña. de trato miuy agradable, nos ofreció la carta escrita a mano. Lo sorprendente, inigualable e inesperado es la cantidad de platos y más platos con los aperitivos más variados que uno pueda imaginar; fiambres, quesos, croquetas, patés, pimientos, etc. Con ellos ya habríamos comido. Los entrantes y platos principales nos supieron también muy ricos, con ese sabor a cocina de hogar que uno creía hace tiempo perdida. Merece la pena acercarse porque uno no va a salir defraudado

Nos lo asignaron dentro de una ruta ciclista para hacer noche allí. Sitio con encanto por la ubicación y la tranquilidad que ofrece, es un hotel sin grandes lujos pero suficiente para comer y dormir disfrutando del bonito entorno. Tiene un local para guardar las bicicletas con seguridad.

Sitio perfecto para dormir y comer. Trató excepcional.

Lugar muy bonito, comida espectacular, sitio obligado parar.Todo el encanto del sitio se lo quita la señora que nos atendió muy muy muy borde, unas contestaciones un tanto especiales, no entendimos su rol ni su carácter.Una lástima para un sitio así!Tuvimos problemas para emprender nuestra ruta a las 6 de la mañana, ya que nos dijo bien claro que ella no abriria el parking hasta las 8.15 de la mañana y que dejáramos las bicis fuera en la calle.Al final a regañadientes conseguimos dejarlas en el pasillo.

Se come bien, en cantidad. Trato muy bueno por parte de la señora que nos recibió y sirvió. La calidad de la comida excepcional. Buena, pero la ensalada que comí yo y la de mi mujer un poco pasada de sal. Lo mismo pasó con el entrecot y el chuletón, pasados de sal y de punto de cocción respecto a lo que habíamos pedido. Postre bueno y café correcto. Un lugar para recomendar y volver. 🙂

Después de 45km en bici y llegar a uno de los muy pocos restaurantes de la zona y comer comida “casolana” rica y muy variada a sido todo un lujo. Luego café con vistas a la hermosas montañas de la zona.

Magnifica comida, trato excelente y no digamos las vistas,un sitio perfecto para comer en plena naturaleza

Un sitio perfecto para comida casera, buenísimo todo, unos entrantes espectaculares.

Excelente en todo