Bodegas Rosell en Madrid

Uno de los sitios tradicionales de Madrid. Tienen taberna y restaurante, nosotros estuvimos en la taberna y estuvimos muy bien, salvo porque hacia frío. La atención estupenda, raciones ricas y buen precio, variedad de vino por copas, así que muy recomendable, está cerca de la estación de Atocha, no hay escusa si vienes en tren a Madrid para no conocerla.

Una Maravilla de sitio de toda la vida pero subiendo con los tiempos y manteniéndose que es lo más difícil , será por que lo están haciendo bien.Muy amables y con muy buen trato .Hemos celebrado un cumpleaños y ha estado genial.Bodegas Rosell de toda la vida .

Taberna con comida tradicional muy buena. Un acierto seguro tanto como por la calidad de la comida como por la del vino. Personal muy atento y simpático.

Taberna tradicional que mantiene esa decoración de sus inicios con un servicio tradicional, rápido y eficaz. La carta de vinos es amplia a unos precios correctos. Para comer hay una gran variedad de tostas y raciones. El revuelto de txangurro bastante bueno.

Una bodega con alma. Alma de tiempos lejanos donde se cuidaba la bodega y la cocina y no como ahora que se preocupan más por la decoración y por personal de pasarela aunque no tengan ni p.i. de restauración. Un lugar con magia y encanto, con un personal atento y profesional y preciosos justos. Para hacerla visita obligada viajando a la Capital

Un lugar clásico que mantiene la decoración de una antigua taberna de vinos. El servicio es rápido pero no me convence que los platos los trae el camarero de no se donde pero viene de fuera del bar con los platos en la mano. Respecto a la comida muy bien los entrantes, el bacalao rosell lo recomiendo, las croquetas variadas recomiendo la de Roquefort las demás con poco sabor. Respecto al chuletón fue una desilusión, lo pedimos al punto y vino demasiado hecho por fuera que si lo combinas con que la carne no era tierna…

Cerveza bien tirada y buen ambiente. Carta variada con platos típicos / tostas generosas. Personal amable, la comanda y servicio fueron rápidos. Precios acorde a la zona.

El lugar merece la pena. Emblemático en el barrio. Algunas personas del servicio son bastante antipáticas, parece que les haces un favor por visitar su establecimiento.El segundo vermout no incluye aperitivo!Poco detallistas. Rico el vermout. 😊 solo por la visita merece la pena.

Emblemática centenaria taberna castiza muy cerca de la estación de Atocha con aire tradicional, azulejo en fachada y buena cocina casera.Tienen una terraza inmensa y también sitio dentro en un local doble enorme con zona baja.Nos sentamos en la terraza y pedimos un vermut de grifo que nos sirvieron con tapa de mejillones en escabeche y patatas fritas. Luego media de croquetas de jamón, Cabrales y bacalao y el bacalao Rosell macerado con aceite. Muy rico todo.Pedimos unas albóndigas de rabo de ternera que no nos gustaron, estaban un poco secas y la salsa no era la delGuiso sino una muy insulsa.Les dijimos que parecían un poco secas, recalentadas y con mucha amabilidad de excusaron y nos invitaron a un vino blanco como el que estábamos bebiendo.Se nota el oficio. Simplemente no acertamos al pedir las albóndigas.Rematamos con un riquísimo helado de violetas.Muy amable el servicio pese a que estaba abarrotado el local y que empezó a llover.Precio: 21€ por persona. Buena relación calidad/precio.