El Ciervo en Alcaucín

Un sitio muy auténtico y acogedor, ubicado en una pequeña plaza en el centro del pueblo. Te transmite toda la sensación rural tanto en sus platos como en su decoración. Su carta tiene gran cantidad de platos y ninguno de los que pedimos nos defraudó, probamos el ciervo, las croquetas y las asaduras. La atención fue genial. Totalmente recomendable.

Todo perfecto ,atención de 10 platos abundante y de buena calidad volveremos esta noche !!

Muy buena comida , el dueño es muy amable y hace una carne espectacular. El ciervo estaba muy bueno.

Quisimos ir a cenar. Estuvimos un buen rato tanto en la puerta como dentro esperando a que nos atendieran y ningún camarero se paró. Al final tuvimos que parar a uno que de mala gana nos dijo que no tenían sitio. Quisimos reservar mesa y ni eso. Parece que están más enfocados en atender al cliente guiri que en tratar bien al de su tierra.

Ayer visitamos Alcaucín con motivo de la Fiesta de la Castaña y almorzamos en ese restaurante. Maravillosa la atención, la comida de muy buena calidad, el trato afable y siempre atentos. Y la Relación calidad- precio muy buena!!!! Recomiendo visitarlo. ¡Volveremos! Coman chivo, codillo de cerdo o migas, están de muerte!!!!!

La comida es buena y bien presentada pero super lentos, para una tabla de quesos de entrante hemos esperado más de media hora, tras reclamar, la señorita (creo que es inglesa) se excusa de que hay mucha gente y solo tiene dos manos y una cabeza!! Entre ella y los demás trabajadores se comunican a voces. El bote de vinagre vacío y no hay sal. Los baños con jabón para manos pero sin papel... Ah, para una segunda bebida hemos ido directamente a la barra porque no la traían después de 13minutos esperando

Muy buena comida y servicio. El cordero excelente, el ciervo, la pata......

Al parecer, el chivo es el plato estrella...No obstante, lo que tuve oportunidad de probar me pareció bastante mediocre. Empezar comentando que nos atendió una camarera extranjera que no parecía conocer bien la carta. El salón, de poca o nada esmerada decoración, lucía un cubo con una fregona, mientras un bonito perro se paseaba por la sala. Nos trajeron todos los platos a la vez, lo que, además de invadir completamente la mesa, hizo que algún plato se enfriara. De los postres no puedo hablar ya que no me quedaron ganas para probarlos. No lo recomiendo.

Un sitio muy agradable, la comida buena y el personal muy amable.