Museo en Pamplona

El frito de huevo más rico . Camareros atentos. Un lugar bonito con mesas dentro y fuera totalmente renovado .pintxos riquísimos.

Los jueves y viernes hay descuento para universitarios y sale muy bien de precio: cañón + pincho a 3€, cubatas a 5€. Sin esa oferta supongo que costará lo mismo que el resto de bares de la zona. Recomendable el famoso frito de huevo. El resto de pinchos no están mal, pero tampoco son los mejores de Pamplona. El ajoarriero estaba bueno, pero he probado mejores

No es ni la sombra de lo que fué.Local bastante dejado y no muy limpio, parece más enfocado a servir copas por las noches del fin de semana.Los famosos fritos de huevo, un mazacote de masa con sabores extraños en la fritura, lo mismo con los de pimiento, estos además con ligero sabor a vinagre, todo lo que pedimos debió pasar por la misma freidora, que debe llevar tiempo sin cambiar el aceite.Muy mal, no volveremos y recomendaremos a nuestros conocidos que tampoco lo hagan.

El frito de huevo y demás raciones , están bien , comimos a parte del frito los chupitos las bravas y altas de pollo , se puede comer

Pues pasamos una mañana y nos paramos para probar el famoso frito de huevo. Personalmente a nosotros nos gustó bastante y volveremos.En cuanto al local interior estupendo, decoración muy llamativa y personal amable. Escaleras de acceso altas, vigilad las caídas.Mesas altas fuera para disfrutar también de las comidas en el exterior. Precios acordes al centro de Pamplona, ni barato ni muy caro, aceptable.

Camareras atentas, frito huevo tan rico como siempre!!

El frito de huevo ya no es lo que era. O tal vez tuve mala suerte el día que lo pedí y fue casualidad.El sitio es agradable y está bien ubicado. La atención que recibimos fue muy buena.

Me hice adicta al frito de huevo, te atienden genial, aunque en hora punta tarda un poco

El principal motivo por el que, desde que era estudiante, he acudido al bar Museo ha sido su pincho de huevo.Hace mucho tiempo que no lo había degustado, así que el pasado 6 de Diciembre decidí recordar viejos tiempos. El local ha cambiado de dueños y el pincho, aunque tiene el mismo tamaño, ya no es el mismo. Su forma esférica ha tomado una curiosa forma cúbica y su inconfundible bechamel ahora sabe a mayonesa. Está rico... sin embargo tengo que reconocer que las cosas cambian, pocas permanecen, y no se puede cumplir años y pedir que todo continúe como antaño...Atención amable.