Palacio Guendulain en Pamplona

Un lugar emblemático, tranquilo y recoleto, en pleno centro del casco urbano histórico de Pamplona. Su exposición permamente de vehículos antiguos (carruajes de caballos y también algún automóvil) merece la pena verse. Ambiente selecto y esmerado servicio. Instalaciones y aseos perfectos. Muy, muy recomendable. Reservado el derecho de admisión.

Hemos estado hoy comiendo en el restaurante del hotel. Muy lentos. Hemos esperado cincuenta minutos para que nos cogieran nota de la comida. Los primeros platos sin mas, los segundos y el postre estaban ricos. Para pagar hemos tenido que pedir dos veces la cuenta. Hemos tomado una copa en la terraza y lo mismo, muy lentos. Al lado de los cubos de basura estaban los limones, alguno cortado encima de la tabla, y naranjas que ponen en las copas, estaba desordenado y dejado. En un hotel de esa categoria, que menos que atencion, orden y rapidez. No importa que estemos en San Fermin. Mas empleados y profesionalidad. Exijo segun lo que pago.

Restaurante de lujo, ubicado en el Palacio de guendolain, que se podría catalogar de museo más que de un hotel al uso. Está lleno de reliquias, carruajes y coches antiguos, pinturas, murales, .....,etc. Tuve la oportunidad de tomar el desayuno tras pasar la noche alojado. Muy cuidados todos los detalles, buena calidad de los ingredientes. Ahora bien me parece muy caro desayunar por 22 € por persona.

Bonito lugar en el centro de Pamplona a un antiguo palacio convertido a hotel y restaurante. el lugar es muy bonito con unos tapices con carros. La verdad es que merece la pena ir a verlo. Los platos ,como podéis ver en las fotos, con una presentación estupenda. Le pongo 3 estrellas porque el servicio, en nuestro caso, dejó mucho que desear. Tardaron mucho en recogernos el pedido coma tuvimos que esperar un montón entre plato y plato y como consecuencia de todo esto la comida nos la sirvieron fría. Una verdadera pena

Fuimos a comer para celebrar un evento en diciembre. A la camarera de se calló una copa con una especie de puré de patata (entrante del menú) por encima mía. Me manchó toda la espalda del vestido. En el baño otra camarera me dijo que me pagarían la tintoreria o desperfectos.Volví a la mesa y llegó el momento de las copas. A la misma camarera se le calló de nuevo otra copa, en el mismo sitio, y me volvió a manchar de nuevo el vestido y también las medias. Pero además en ésta ocasión también afectó a más comensales.Tras lo ocurrido recibí dos llamadas perdidas, seguidas, en mi móvil (según la persona responsable me llamó reiteradas veces). Llamadas que por la hora a la que se hicieron no pude contestar.Llevé el vestido a la tintoreria y se me estropeó.Desde entonces he ido en varias ocasiones a reclamar al hotel. Han pasado 4 meses desde el evento, la persona responsable sólo me ha atendido una vez por teléfono y otra en persona. El resto de veces me han dado largas. A día de hoy sigo esperando que me atienda la responsable y que asuman sus errores.Desde luego, quien esté pensando realizar un evento importante en éste restaurante, le aconsejo que se lo piense mucho. Y sobre todo, que se informe bien de otros restaurantes de la zona, ya que a menos de dos minutos puede encontrarse con estrella Michelin.

Estuvimos un grupo de amigas en plenas fiestas de San Fermín. Tomamos una copa en un bonito y cómodo salón. La camarera muy educada y amable nos sirvió perfectamente a cada una lo que queríamosSe me pasó hacer una foto de la carroza de la entrada.Precioso el edificio y estupendamente restaurado.Estuvimos genial porque pudimos charlar perfectamente.

Es un hotel muy elegante. La habitación excelente, la atención también. La habitación con acceso a una terracita individual, con mesa y sillas, muy apetecible. Sin embargo la elección de las camas es impuesta y eso no me gusta. Se pueden solicitar camas individuales, pero, al ser el cabecero de cama en una sola pieza, aunque las pongan individuales estàn igual de juntas que si fuera una cama de matrimonio. Ademàs, se dió la circunstancia que había solicitado dos camas y me pusieron una de matrimonio. Mal.Por otro lado, el desayuno un poco consternido. No tienes libertad de elegir lo que quieres, si quieres repetir algo (café, por ejemplo) lo tienes que pedir y tardan bastante en servir.Pero en general bien, y muy adecuado por su ubicación y caracterìsticas, para gente mayor. ( Ducha adaptada... aunque la alcachofa no funcionaba bien...)

Excesivo precio por lo ofrecido.El lugar no tenía desperdicio, esplendidos salones, muy bonitos y elegantes.Ahora bien, 40 euros/persona por ocho pinchos contados no me parece un precio apropiado. Con esto no quiero decir que estuvieran malos, de hecho estaban bastante buenos, pero insuficiente. Además, antes de la cena se había pactado que si se quería mas cantidad de algo se podía pedir, sin embargo, no ha sido así, las cantidades que sacaban era lo que había y ya está.Convendría que cuidaran un poco mas estos detalles.

Un lugar de encanto, elegancia, sosiego, en medio del casco antiguo de Pamplona. Se respira tranquilidad, y el trato del personal es exquisito. La cocina acorde al entorno, estupenda, y los precios tampoco se disparan como parece que debería ser lo normal en un lugar así. Merece la pena conocerlo, recrearse con su colección de carrozas y coches antiguos, su bar-terraza, todo muy arreglado y cómodo.