Taberna la Liebre en Los Palacios y Villafranca

Escogí este lugar para una pequeña celebración familiar, porque el lugar es amplio y acogedor. La comida estuvo bien ( platos tradicionales y otros más contemporáneos), pero el servicio estropeó la comida, camareros jóvenes y agradables pero se ponían a hablar entre ellos y ni caso a los clientes, se les llamaba para pedir más platos y no venían, y aunque estaban parados no iban recogiendo los platos sucios de la mesa y se iban amontonando. Además la comida tardó muchísimo. Llegamos a las 2 y nos fuimos a las 5, sin comer ni el postre allí.

Hemos venido que 14 amigos a la cena de Navidad.Servicio y atención inmejorables. Calidad y precio en los platos.Fátima (nuestra camarera) un tesoro.Gracias pos hacernos sentir como en casa.

Todo maravilloso . 👏 buena calidad. Precios muy buenos. Los camareros/as siempre atentos. Hay más variedad de tapas . Sólo he subido una carta . Hay más

Una vergüenza. Fuimos a cenar y tardaron muchísimo en servir a cada comensal, una diferencia entre comensal de más de 20 minutos. Los platos fríos, se olvidaban de las comandas... un horror. Hacía años que no iba, pero no voy a volver.

El nombre del Restaurante no acompaña al servicio recibido, lento y mal servicio, el"Encargado" la persona más desagradable imposible, éramos 10 comensales y al lado nuestro una mesa de 15 comensales, que llegaron después que nosotros, ellos debían ser del pueblo porque los sirvieron antes... después de 40 minutos esperando, viene el encargado y dice de muy malas maneras que tres platos no tenía... 40 minutos más de espera, le digo que faltan platos y con muy malas maneras me dice que sólo falta la ensalada, cuando faltaban 5 platós, contesta de malas maneras. Resumiendo lentos, y el encargado muy mal educado, la comida no está mal, el camarero joven, el único que vale. servicio lento y mal.

Hace años se tapeaba muy bien aunque fuera autoservicio. Pero desde hace unos años están de mal en peor. Mal servicio y la calidad a bajado. Algunas camareras súper estúpidas. Más de una hora para que nos sirvieran unos lagartitos súper duros y sin la guarnición que ponía en carta. A cambiado todo en unos años para mal. La ensaladilla estaba agria. A perdido mucho y eso se puede ver en el público cada vez menos.

Buena comida y sitio bonito pero han tardado bastante en servir algunos platos y unos hemos comido antes que otros.

Hace muchos años que no iba y, la verdad, temía que con la pandemia de por medio pudiese haber ido a peor. Pero todo lo contrario, la misma calidad y amabilidadnde siempre. Aqui no vas a encontrar platos supercomplejos pero garantizo que uno se va a chupar los dedos con todas y cada una de las tapas.

El sitio se divide en dos partes. Hace tiempo que no voy al local pequeño, que es el original, pero el local grande (que está enfrente del pequeño) está muy bien decorado; un entorno muy agradable. Creo que tiene incluso unos reservados en un altillo. Enfrente de ese altillo hay una pared enorme decorada con los antiguos bancos de madera que eran los asientos de La Liebre de hace años. Para los que visitábamos La Liebre en los 90's, esa pared es cuasi hipnótica.La comida está bastante bien, con una carta que mezcla sus tapas tradicionales con otras más "gourmet", siendo la relación calidad-precio un punto atractivo del sitio.La atención es casi lo que más destacaría. Los camareros son bastante jóvenes pero dan un servicio que se agradece por lo amable y serviciales.Ahora bien, me temo que ya de "taberna" apenas le queda el nombre. Es un restaurante al uso; bonito, agradable y bien para comer (lo que básicamente se espera de un restaurante, vamos), pero que ha perdido la esencia de lo que fue.Antiguamente, cuando era una taberna de verdad, con sus bancos de madera, con el suelo y las paredes en cemento, la barra de toneles y el techo cubierto por sacos; entonces sí que era una experiencia ir a La Liebre. Tenía una carta justa, con tapas "de batalla", pero que estaban buenas y comías por cuatro duros. Y la cerveza, en litros. Te sentabas donde podías (porque siempre había mucha gente), incluso compartiendo mesa con gente con la que no ibas. Una gozada, vamos.Una pena que cambiaran la idiosincrasia de una taberna tan exitosa y autóctona para crear un sitio que está bien pero que no destaca por nada en particular. Supongo que es la razón por la que La Liebre es un sitio que gusta más a los de fuera que a la gente de Los Palacios.Por cierto, aún sigo preguntándome por qué un sitio tan grande como La Liebre (en su local grande, al menos) tiene unos aseos tan escasos y pequeños.