Restaurante Arimendi en Vitoria-Gasteiz

La comida está buena pero deja mucho que desear siendo un hotel de 4 estrellas.El restaurante está montado en un hall del hotel por lo que está bastante poco acogedor, ya sin contar el trajín de gente constantemente pasando para subir a la terraza, es prácticamente como comer en un comedor de colegio.En la calle había 32 grados y al entrar se notaba mucho el calor. Cuando le pregunté a una de las encargadas si no tenían aire acondicionado su respuesta fue “es lo que entra de la calle y esto es lo que hay”.Por otra parte, después de cenar se podía subir a la terraza para ver los fuegos artificiales por las fiestas de Vitoria. Eso sí previo pago de 4,5€ como consumición mínima a pesar de habernos gastado 60€ en la cena.La única cosa positiva la amabilidad de las camareras que nos atendieron, por lo demás para no volver.Referente a su respuesta, llamarle patio de cristal (lugar especial) a un salón del hotel, sin ventanas, donde lo único que se ve son vidrieras de colores que dan a las puertas de las habitaciones, honestamente me esperaba otra cosa. Referente al calor, confirmado por el personal, el aire acondicionado no estaba encendido y no éramos los único clientes abanicandonos con las cartas.Simplemente remarcar el buen trato de las camareras y que la comida está buena.

muy rico todo, perfecto para celebraciones grandes, incluidas celebraciones de empresas

Carísimo para lo que ofrece. Totalmente desaconsejable

La paella muy rica y las croquetas deliciosas. El servicio muy amable. Pero hemos pedido agua de grifo en jarra y nos han dicho que no, que tenía que ser de botella. Es x la ecología, no es necesario consumir agua embotellada. Todos deberiamos contribuir.

No me pedí las croquetas por ser demasiado para solo una persona y elegí ensaladilla, cuando me la sacaron me regalaron desde cocina 3 croquetas para que las probase: las mejores que he probado con diferencia. Por ello, como atención y amabilidad se merecen un 11. La comida muy buena, aunque un poco caro, aunque seguro que repito al frecuentar el hotel tanto y por la gran calidad.

El pasado sábado (30 marzo 2019) antes de entrar a ver a El Glorioso contra el Athletico de Madrid decidimos ir a tomar un pote a esta cafetería antes de entrar al estadio. La ronda iba a ser dos cervezas tostadas. Digo iba a ser porque el camarero (único caballero que había en barra junto a dos mujeres) dijo que no había cerveza tostada porque se les había acabado. Lo siguiente que le pedí fue un pica txiki (cerveza con limón preparado) y un zurito. Al pica txiki me dijo que no, después dudó y me dijo que sí había y sin informarme se dirigió al final de la barra para extraer de la nevera una radler (que yo éso no lo pedí y me lo puso por voluntad propia sin informarme de que había) echándome un poco en una copa. Para más inri me echó un poco de la botella de radler y me la intento camuflar echándome encima amstel de barril (me mezcló todo). Le dije que no me lo iba a tomar porque yo le había pedido un poco de kas de limón con cerveza de barril preparado (como hacen en todos los bares y sino en su defecto te informan de que no preparan y que solo hay radler pero no te la sirven directamente y que así cuele), a lo que me respondió que entonces a ver que quería porque no lo preparaban. De seguido le pedí una salobreña a lo que me respondió que sólo había mosto y que vaya! Qué no dábamos con nada que tuviera. Finalmente, me tuve que pedir un zurito visto que las anteriores opciones no había. La cuenta fue lo mejor... 2 zuritos = 3,60€. Me parece de vergüenza que un hotel con tantísima buena fama den este trato tan precario en su cafeteria y sea tan caro.

He sido usuario de su cafetería, desconozco el resto de los servicios. Trato agradable. Precio justo. Bonita decoración, sensación de limpieza en los baños.

Las paellas de fin de semana, sin sabor, para tener solo carta de paellas dejan mucho que desear, servicio lento

Estuvimos ayer cenando. Sitio muy tranquilo, trato amable y comida buena