El negocio cambió hace poco de dueño. Antes, buena parte de los productos eran frescos y naturales, hechos aquí mismo, sin embargo, estos nuevos dueños se han encargado de abaratar todo lo posible los costes: La salsa cheddar es industrial, al igual que todas las demás, el pan congelado, la pieza de pollo "crunchy" también congelada (cuando en otras ocasiones he probado el mismo producto y se notaba que era casero), el único "crunch" que se escucha es el de mi cartera, porque la comida habrá bajado mucho su calidad, pero el precio lo mantienen exactamente igual.Pedí aguacate en mi hamburguesa y pusieron guacamole, industrial, en lugar de dicha fruta. El camarero no entendió qué le trataba de decir, para él todo era correcto.La mitad de la carta está borrada con rotulador, la mayor parte de los productos borrados eran caros: hamburguesa de salmón, costillas, boletus, carne de toro, etc... Incluso las bebidas no tenían nada que ver con las que había antes. De más de 6 tipos de cerveza hemos pasado a una única opción, lata de Cruzcampo. Y para acompañar este cúmulo de infortunios, te dan una pequeña carta de kebab de barrio, hecha polvo, que habrá pasado por 20 manos antes de llegar a la mía.Entrando en materia de higiene y sanidad (y obviando la normativa COVID, ya que es una herramienta de manipulación del sistema), habría que hacer varios versículos al respecto: tablas totalmente negras, en las que, si frotas un papel, éste sale negro, con pelusa y posiblemente con más de una enfermedad venérea. Los botes de mayonesa y ketchup con dos meses de caducidad, o eso, o rellenados, lo que no es pertinente. Jeringas en las que ponía expresamente "un solo uso" habrán vivido ya al menos dos guerras mundiales. Lo único bueno es que, vulnerando la normativa COVID, nos hemos podido sentar 6 personas en la misma mesa. Chúpate esa, Pedro Sánchez.Mobiliario lleno de polvo, se puede apreciar un importante abandono en cuanto a la limpieza del local, no accedieron a sacar el toldo de la terraza, y tuvimos que sentarnos dentro, donde un calor infernal inundaba la sala. Por lo visto, el aire acondicionado estaba estropeado, así que no recomiendo ir allí en verano, a no ser que quieras vivir la experiencia de sauna+comida de pena+atraco a mano armada.La calidad de la comida deplorable. Lento. Una de las hamburguesas tardó más de 10 minutos en salir en comparación con el resto. Por si fuese poco, el camarero, poco profesional (ni preguntó por el punto de la carne, cuando es el producto estrella del lugar), de escasas palabras y con acento de oriente próximo, intentó clavarnos 4/5€ más de la cuenta, como si no fuese lo suficientemente caro ya. Quizás si hubiésemos pedido un kebab todo habría sido más fácil. Quizás la clave de este problema haya sido el cambio de dueño, o quizás se deba a que el modelo de negocio pakistaní que llevan los nuevos poco tenga que ver con los previos, eso si, los precios no parecen que vayan a cambiar.Recomiendo mil veces ir a cualquier otro sitio antes que ver cómo te roban a mano armada aquí. Prefiero que una rata mordisquee mis pezones durante el resto de la eternidad a tener que volver aquí. Saludos.PD: ¿He dicho ya que han bajado la calidad de los productos y mantenido el precio? Por si acaso, me reitero.