Meson El Duende en Chinchón

Nosotros fuimos dos personas sin reserva y no hubo problema de sitio y eso que era domingo. El sitio es muy bonito y curioso puesto que, como nos explico el camarero, antes era una bodega y aún conserva parte de la maquinaria incorporada como decoración. El trato fue estupendo y muy cercano. La comida estupenda, pedimos dos entrantes, dos segundos y dos postres. Todo riquísimo. Después tomamos una copa en la terraza que es muy acogedora y tranquila. La cuenta, sin las copas, fueron 95€.

Un lugar con encanto en pleno centro de chinchón. Fuimos un poco a la aventura, y salimos gratamente satisfechos. La calidad y la cantidad de los platos ha sido espectacular. Además nuestro camarero Roberto, "El guapo", no podía ser más simpático y servicial. Agradecerle el trato, ya que ha hecho que queramos volver al Mesón El Duende en nuestra próxima visita.

Todo buenísimo, las camareras supermajas y eficientes, incluso en momento álgido de la hora de comer.Precio adecuado al productoLo he guardado en favoritos porque volveremos seguro, nos hemos qdado con ganas de probar más cosas.Hacía tiempo que no me comía una filloa casera tan rica, rellena de crema.

Para volver siempre que se pueda, buen servicio, buenos profesionales y buen y rico menú, además de variado.

Mesón El Duende en el emblemático pueblo de Chinchón (Madrid).Buen restaurante, limpio, amplio y con empleados/as muy atentos/as.El menu fin de semana esta muy bien de precio (2 entrantes a compartir, 1er plato, 2⁰ plato y postre). El vino que incluye es de una cooperativa del pueblo y está muy aceptable.Nosotros pedimos sopa castellana, solomillos con salsa al pimentón y pata de cordero, de postre tarta de chocolate (recomiendo la tarta de la abuela..., está tan rica que se habia agotado).Es aconsejable ir con tiempo al pueblo y pasar para reservar en el restaurante.

La decoración me ha encantado. Al entrar ya te encuentras una terraza muy mona y al entrar es súper acogedor.La situación es fantástica, a escasos m de la plaza.La comida es casera y de muy buena calidad.El servicio muy bueno y los precios geniales.Sin duda os recomendamos a los amigos!Volveré

La atención es buena. El olor y el humo en el interior debido al horno no ayuda al disfrute. Además no tuvimos suerte porque el cordero estaba muuuuy salado. Los entrantes son justitos en cantidad.

La decoración y el ambiente me pareció genial, es un mesón restaurante con bodega y tiene ese estilo antiguo y rústico, además tiene dos plantas.( Huele a leña, a chimenea, a invierno ...a hogar)La comida me encantó pedimos platos sueltos, pondría 4 estrellas porque la sopa castellana no tenía jamón... Tenia pimiento verde! Pero mí me gustó, a varios comensales que venían conmigo no y algunos de las mesas cercanas a la mía tampoco, sería acertado ponerlo en la carta o informar de ello al comensal ya que la receta original no lleva pimiento verde pero "cada maestrillo tiene su librillo". Las judías blancas con matanza estaban espectaculares de cantidad generosa y el churrasco en su punto! Muy rico.( De las demás comidas no puedo opinar porque no las probamos pero tenían muy buena pinta).La atención de las camareras de 10, a destacar la simpatía y cordialidad de Paula que se mostró muy disponible y profesional durante toda la comida, incluso estando el restaurante lleno.Volvería a visitarlos si tuviera la oportunidad para probar los demás platos y lo recomiendo al 100%

Taberna típica castellana.Probamos un menú , con unos entrantes de queso y chorizo (riquísimo)Una sopa castellana, muy abundante y rica.Y para terminar pata de cordero, en su punto y con mucha carne.El servicio es muy bueno, rápido, aún estando al máximo de capacidad.Lo que falla sin duda en el menú, son los postre, ninguno es casero, y se nota.También debo decir que tienen un odio bastante elevado para lo que son, ya que pedimos fuera de carta una leche frita, y es tan solo un trozo, y algo soso.La decoración es muy bonita, y e está buen ubicado, cerca de la plaza.